martes, 22 de diciembre de 2015

Tarantino: un autor de los que ya no quedan

Pocos directores de cine quedan que puedan considerarse "autores" con todo el sentido que esta palabra tiene. Esta "autoría" implica una serie de valores que parece que en el cine actual se han perdido. En una época en la que (casi todo) el cine se ha convertido en puro espectáculo, son pocos los directores que han decidido remar en sentido contrario y no se resignan a que sus películas se conviertan en un mero producto de masas con la única finalidad de entretener. 

Bien es cierto, que el estreno de una película de Tarantino implica casi un acontecimiento cinematográfico, en el que legiones de fans esperan largas colas para disfrutar durante casi 3 horas de una nueva lección del cine del maestro pero, cabe preguntarse...¿Qué buscan estos fans en Tarantino? ¿Quizás ver la lluvia de sangre a la que nos tienen a todos acostumbrados?¿El entretenimiento previamente mencionado? ¿O quizás ver un producto no convencional que nada tiene que ver con lo que se estrena cada semana en cartelera? Sea como fuere, y tras esta pequeña reflexión, hablemos de la nueva película de Tarantino, uno de esos "autores" actuales. 







Si por algo destacan las películas firmadas por Quentin Tarantino es por su cuidada elaboración: un montaje calibrado hasta lo mas mínimo, una música que guía al espectador pero no desvirtúa la imagen, unas actuaciones que dan equilibrio a la película sin hacerse sombra entre ellas, una ambientación excelente y la que probablemente sea su mejor característica: unos guiones como los que ya no se hacen. 

En sus 167 minutos Los Odiosos Ocho, duración algo desmedida para gran parte de la audiencia que verá la película, Tarantino nos presenta a una serie de personajes, a cual más variopinto y como bien dice su título, más odioso. Este western, un género en el que Tarantino parece encontrarse muy cómodo, reúne todos los elementos del género pero sin caer en lo ya visto, en otras palabras, tiene una gran capacidad de sorprender. 




Ennio Morricone firma la banda sonora que apoya las interpretaciones de unos actores de la vieja escuela cuyos papeles (aunque no en todos los casos) parecen estar diseñados cuidadosamente para ellos, teniendo en cuenta sus dotes de interpretación totalmente únicas, con mención especial para Samuel L Jackson, pero sin olvidar a unos memorables Kurt Russel y Tim Roth, todo un elenco de actores que ya han trabajado previamente con Tarantino y saben darle precisamente lo que quiere. 

Una vez más, Tarantino nos presenta una película fresca y que reúne todos los elementos del género, pero es sin duda su firma claramente reconocible, lo que hace The Hateful Eight una buena película, firmada por uno de los pocos autores que quedan dentro del panorama cinematográfico actual.

Lo mejor: Una interpretaciones poderosas, de un elenco de actores variado, que aceptan papeles muy diferentes entre sí, pero muy carismáticos. 

Lo peor: Su duración puede resultar algo desmedida, aunque ayuda a conocer mejor a algunos personajes, también nos da situaciones algo alargadas.

Nota: 8,5/10 





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