miércoles, 15 de febrero de 2017

Hacksaw Ridge: Cuando los valores prevalecen sobre la guerra

Después de una década de silencio, Mel Gibson se sienta de nuevo en la silla de director para traernos Hacksaw Ridge, película que llega a España con el nombre Hasta el último hombre. El australiano recupera la figura de Desmond Doss, un médico militar que participó en la batalla de Okinawa durante la Segunda Guerra Mundial. Doss pasó a la historia por ser el primer objetor de conciencia en la historia de Estados Unidos en recibir de manos del presidente Truman la medalla del honor por su labor en la contienda, en la que salvó la vida de unos setenta y cinco soldados.

Mel Gibson es ya un veterano del cine, y se nota, pues su firme dirección sienta las bases de una película que recoge lo mejor del cine bélico; de esta forma, nos encontramos en Hacksaw Ridge con claras referencias a Senderos de Gloria o La Chaqueta Metálica del maestro Kubrick ambas consideradas referentes del cine en general y del género bélico en particular.




Gibson le confía la tarea de dar vida a Desmond Doss a Andrew Garfield, un actor que en el año 2016 ha sorprendido al público con otras interpretaciones maduras y complejas como la del padre Rodrigues en Silencio, la última maravilla de Martin Scorsese. En esta ocasión, Garfield vuelve a poner toda la carne en el asador para mostrarnos a un hombre cuya mala relación con su padre, su moral cristiana y sus férreos valores, le empujaron a un conflicto en el que debía salvar vidas en lugar de quitarlas. La interpretación de Andrew Garfield sobre Desmond Doss destaca por muchos aspectos, pero el más notable es sin duda la humanidad con la que se nos presenta a este objetor de conciencia, muy por encima del resto de personas que le rodean.

Pero Andrew Garfield no está solo a la hora de sacar adelante Hacksaw Ridge, el actor Vince Vaughn deja de lado las comedias a las que nos tiene acostumbrados para meterse en la piel del sargento Howell, un personaje que resulta una clara referencia al mítico sargento Hartman al que daba vida el inolvidable R. Lee Ermey en la La Chaqueta Metálica de Stanley Kubrick.




Pero no todo en Hacksaw Ridge es perfecto; Mel Gibson tiene la costumbre de impregnar sus películas con demasiado dramatismo, haciendo un uso excesivo de la cámara lenta y mostrando en numerosas ocasiones hasta el más mínimo detalle como las balas enemigas atraviesan a los soldados americanos. El director australiano también tiene especial predilección por ser muy explícito y mostrar cada aspecto de la crudeza de la guerra y los conflictos. Y Hacksaw Ridge no es una excepción: Gibson hace uso de una cámara móvil para recorrer el campo de batalla mientras somos testigos de los cuerpos desmembrados y mutilados de los soldados americanos, un recurso efectivo, pero que el director australiano utiliza en exceso.

Del aspecto musical se encarga el británico Rupert Gregson Williams, que ya sorprendió en 2004 en la también bélica Hotel Rwanda del director Terry George. Para Hacksaw Ridge, Williams compone una música espiritual, mística, que encaja con la personalidad del protagonista, una música que nos ayuda a comprender un poco mejor a Desmond Doss y a las duras circunstancias a las que se tuvo que enfrentar en el campo de batalla.



El hecho de que Mel Gibson ocupe de nuevo la silla de director es ya un evento cinematográfico en sí mismo. Con Hacksaw Ridge, el director australiano vuelve por la puerta grande, esta vez con una película sobre un héroe, cuya moral e intregidad le hicieron ser el único en valorar la vida humana   en la que fue una de las páginas más tristes de la historia de la humanidad.

Lo mejor: Una película que recupera algunos de los mejores elementos del cine bélico. Un Andrew Garfield que vuelve a sorprender.

Lo peor: Su exceso de dramatismo, algo que le gusta mucho a Gibson, pero no a todos los espectadores. El personaje de Desmond Doss está demasiado idealizado en la película

Nota: 7











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