martes, 7 de febrero de 2017

Lady Snowblood, o la semilla de Kill Bill

Me resulta curioso, como firme fanático y admirador de la cultura japonesa que soy, que ninguna de las reseñas que he escrito en este blog haya sido dedicada a una película del país del son naciente. Recientemente tuve la oportunidad de ver Lady Snowblood, película de 1973 dirigida por Toshiya Fujita y basada en el cómic manga del mismo título.

Esta película nos cuenta la historia de Yuki Kashima, una niña nacida en la cárcel cuyo objetivo vital se reduce a encontrar y asesinar a cuatro personas que en el pasado mataron a sus padres y a su hermano mayor. Una vez Yuki es una mujer adulta, comenzará su periplo con el fin de borrar ese oscuro pasado y así consumar su venganza. Una sinopsis que resulta familiar ¿No es cierto? Sobre todo para todos aquellos que nos consideramos admiradores del director americano Quentin Tarantino. 







Ver Lady Snowblood supone ver la semilla de Kill Bill , la cinta de 2003 protagonizada por Uma Thurman que nos cuenta prácticamente la misma historia de venganza y redención. Si por algo destaca Tarantino es por saber copiar películas de culto poco conocidas para después dotarlas de su característico estilo personal, con diálogos inteligentes, la famosa cámara giratoria o el ya mítico trunk shot o plano del maletero. Tarantino, al igual que un servidor, se ha declarado admirador absoluto del cine japonés, un cine que ha tenido mucho peso en el director americano a la hora de desarrollar su estilo y al que mira de reojo cuando dirige una nueva película. Tras ver Lady Snowblood quede un poco decepcionado con Tarantino; el montaje, muchos planos y la historia son prácticamente los mismos que  Kill Bill, lo que me lleva a reflexionar sobre esa "autoría" u originalidad que en otras ocasiones le he atribuido a este director americano.



Pero dejando Kill Bill Tarantino de lado, Lady Snowblood sin duda hará las delicias de todos aquellos admiradores de las películas de culto japonesas. Durante las décadas de los sesenta y los setenta, comenzaron a florecer en Japón nuevos estilos y nuevos movimientos como el Pinku Eiga o el Ero-Guro. A pesar de no cuadrar en ninguno de estos dos movimientos, si veo ciertas y claras reminiscencias del Ero-Guro de Teruo Ishii en Lady Snowblood, especialmente en las "fuentes" de sangre en las que se convierten los personajes cuando sus brazos o piernas son cercenados. No olvidemos que Lady Snowblood es una historia que proviene del mundo del manga, un estilo de dibujo en el que prima el movimiento y en muchas ocasiones, como este caso, los rasgos y las situaciones exageradas y a veces grotescas.

La acción de Lady Snowblood tiene lugar durante el famoso periodo o era Meiji, una etapa que comienza en 1868 y termina en 1912. Este periodo supuso la modernización de Japón y su avance hasta convertirse en una de las potencias mundiales. Por esta razón, la recreación de decorados y vestuario es uno de los elementos más destacables de Lady Snowblood: pues su cuidada estética nos transporta irremediablemente a ese Japón de kimonos, geishas y tradiciones.



Pero no todo podía ser perfecto. Personalmente veo dos fallos que restan algo de calidad a la película: En primer lugar, su escasa duración no deja espacio a desarrollar más a los personajes y algunos de ellos resultan algo simples, como es el caso de los asesinos. O dicho en otras palabras, los buenos son muy buenos y los malos son muy malos. En segundo lugar, se nota que Lady Snowblood proviene del mundo del cómic, por ello muchas explicaciones históricas que merecen un análisis en profundidad, son contadas en dos palabras para que la acción de la película pueda continuar.

Pero no se puede calificar Lady Snowblood de mala película. Ya por el hecho de que Tarantino se haya visto tan influido por ella, tenemos delante una cinta icónica, de culto, influyente y sobre todo muy entretenida. Una película que todo aficionado al cine japonés debe ver; Y para todos aquellos a los que no os gusta el cine del país del sol naciente, siempre os quedará Kill Bill. 

Lo mejor: 96 minutos de puro entretenimiento y acción, con planos de gran belleza, como por ejemplo los que tienen lugar en la nieve.

Lo peor: después de verla, puede cambiar tu opinión de Kill Bill. 

Nota: 7,5


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