lunes, 6 de febrero de 2017

No hay duda, la sombra de Hitchcock sigue siendo alargada

El Olimpo de los directores de cine está formado por muchos cineastas. Muchos han sido los que han marcado estilos, tendencias, cultivado un género u otro o innovado con nuevas técnicas, sin embargo en el territorio del suspense, el Olimpo cinematográfico tiene nombre apellido: Alfred Hitchcock. Mencionar a Hitchcock es mencionar una de las grandes leyendas de cine, un hombre que dirigió más de cincuenta películas, un director que sentó las bases del suspense y que a día de hoy sigue dando lecciones de montaje y dirección con su amplio legado cinematográfico.

Después de una temporada sin ver ninguna película del maestro, llegué a la conclusión de que ya era hora de enmendar este error, así que recientemente tuve la oportunidad de ver La Sombra de una Duda, cinta de 1943 protagonizada por el mítico Joseph Cotten. La historia es sencilla: un hombre buscado por unos detectives viaja desde Filadelfia hasta Santa Rosa en California para reunirse con su familia, a la que hace años que no ve. Lo que su familia no sospecha, es que el tío Charles trata de un asesino buscado en la costa este.




Aunque la narrativa de la película no es revolucionaria y de hecho, se trata de una trama tópica de alguna manera, Hitchcock sabe como presentarnos este material para hacerlo aún mas atractivo, con escenas poderosas, como la llegada del personaje al que da vida Cotten a Santa Rosa, en un tren que bien recuerda al que nos enseñaron los Lumiere en la primera película de la historia del cine. Esta escena, con el tren llegando y un niño solitario en medio del plano, resulta, desde mi punto de vista una de las más interesantes de la película, pues vemos como el humo negro del tren ensombrece Santa Clara, como si una amenaza se cerniera sobre la inocente e idílica familia de California que jamás ha roto un plato. 



El propio Hitchcock afirmó que "los planos detalle suponen una de las esencias del cine", y es que el maestro tenía razón, pues este recurso para guiar al espectador es una de las claves de  La Sombra de una Duda. Sin embargo, es importante destacar que la presencia de estos planos no arruina el suspense y el director crea momentos en los que el espectador comienza a plantearse la inocencia del tío Charles al que encarna Joseph Cotten, una inocencia también motivada por la excelente actuación de este mítico actor de Hollywood.

La música, otro de los elementos clave en el cine de Hitchcock, adquiere en esta película un papel importante, pues guía la acción, en algunas ocasiones de forma algo exagerada, pero no olvidemos que estamos hablando de una película de 1943 y la música es un elemento cinematográfico sigue en evolucionando en el siglo XXI.  



Pero si una crítica, por supuesto constructiva, le tuviera que hacer al maestro Hitchcock, sería sin duda la planificación de los finales de sus películas; pues en muchas ocasiones el final llega de una manera abrupta, sin guardar la lógica y la maestría que ha tenido el resto de la película. Este es el caso de La Sombra de una Duda que nos ocupa pero estos finales precipitados también se encuentran en otras cintas como Sospecha o Con la Muerte en los talones. En su libro de entrevistas con Truffaut, el propio Hitchcock llegó a afirmar que en muchas ocasiones, tenía diferentes planes para poner el punto final a sus películas, pero que las productoras siempre frenaban sus planes, por ser estos finales demasiados rebuscados, o no finalizar la película como el público quería. 

Aún así, no hay ninguna duda de que la sombra de Alfred Hitchcock sigue siendo alargada. Un director que nos ha regalado cintas inmortales, largometrajes en los que residen las claves de las  películas actuales y que siguen dando lecciones de montaje y buen estilo cinematográfico.

Lo mejor: Joseph Cotten nos regala uno de los mejores papeles de su carrera. El simbolismo que reside en los planos detalle de muchas escenas es también una de las grandes virtudes de La Sombra de una Duda. 

Lo peor: Alguna elección en el campo de la música, no obstante, no olvidemos que se trata de una película de 1943, una época en la que la tendencia era diferente a la actual.

Nota: 8,5/10










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