lunes, 8 de mayo de 2017

El último adios al siempre eterno Stefan Zweig

"Creo que algún día, En Europa, las fronteras y los pasaportes serán historia, pero desgraciadamente, ninguno de nosotros estará aquí para verlo". Esta frase pronunciada por el escritor Stefan Zweig en el PEN Club de Buenos Aires en 1936 está hoy tan de actualidad como lo estuvo en los años de la antesala de la guerra más devastadora del mundo. La directora alemana Maria Schrader recupera la figura del novelista y filósofo en Stefan Zweig: Adiós a Europa, una biografía que en cinco capítulos repasa algunos de los momentos más importantes en la vida de Zweig; una vida marcada por el exilio personal e intelectual de una figura clave en la literatura del siglo XX.

Maria Schrader escapa de los flashbacks y de las técnicas del biopic al uso para contar cinco momentos clave que ponen de manifiesto la figura de Zweig a nivel intelectual, humano y personal. La directora corta estos momentos de raíz, en algunas ocasiones dejando al espectador con intriga y ganas de conocer más rasgos y detalles de algunos personajes clave en la vida del escritor, como el caso de la que fue su primera esposa Friderike Maria Burger von Winternitz, interpretada por la actriz Barbara Sukowa. 



En la película, el escritor, genialmente interpretado por Josef Hader, se nos muestra como una figura cercana, amable, cálida y accesible; Una figura de autoridad, casi como un padre, a la que el resto de intelectuales piden ayuda con el fin de encontrar una vida mejor, alejada de las tormentas que están sacudiendo Europa desde sus cimientos. Pero también es importante destacar la firmeza con la que Zweig defendió sus ideas, alejadas de los totalitarismo, que buscaban un mundo mejor y anhelaban el paraíso perdido que fue la Europa de los años 40. 


La directora Maria Schrader pone a su servicio las técnicas cinematográficas y de montaje para transmitir al espectador la batalla interna que está librando Zweig, lejos de su patria, a la que no regresará jamás; en este sentido, es digna de mención la escena en la que el escritor y su mujer van montados en un coche y reflejado en el cristal somos testigos de como unos aldeanos brasileños queman sus cultivos usando la técnica de agricultura itinerante. Sin embargo en esta quema Zweig y su mujer, así como el espectador, no ven cultivos, sino una Europa arrasada por el fuego de los totalitarismos y las dictaduras. 




Otro de los grandes ejercicios de montaje que propone Schrader en Stefan Zweig: Adiós a Europa se produce en el epílogo de la película, cuando conocemos el triste final del escritor y su mujer, que se han quitado la vida juntos, huyendo para siempre del mundo. La directora posiciona su cámara fija, o muerta, mostrándonos el exterior del dormitorio donde yacen Zweig y su mujer. Poco a poco, vamos introduciéndonos en la íntima atmósfera de este triste epílogo gracias al reflejo de un espejo que se encuentra en el armario, un espejo que nos muestra, entre muchas otras cosas, el milagro de la vida, una vida ya perdida para el que fue uno de los intelectuales más importantes del siglo XX.


Además de un claro defensor de la democracia y de la paz, la producción literaria de Stefan Zweig es extensa: escribió más de quince novelas, algunas de ellas de menos de cien páginas, pero cargadas de sensibilidad, que ahondan en los sentimientos más profundos de los seres humanos. Carta de una Desconocida o Veinticuatro horas en la vida de una mujer, son dos de los títulos más significativos de este escritor, cuyas obras han sido llevadas al cine en varias ocasiones. Además de novelas, Stefan Zweig escribió varias biografías, como la de María Estuardo, Erasmus de Rotterdam o Paul Verlaine. Poco antes de suicidarse, dejó como último legado El Mundo de ayer, su autobiografía, una obra en la que el autor anhela esa Europa perdida y pone de manifiesto el hecho de haber vivido varias realidades, o Europas, completamente diferente.

Las ideas de Stefan Zweig sobre una Europa sin fronteras en la que nos ayudemos los unos a los otros  deben estar ahora más presentes que nunca. La directora Maria Schrader nos acerca la figura de este intelectual originario de Viena que vivió de primera mano los totalitarismos y nos advirtió sobre ellos; resulta imprescindible leer su obra para comprender la historia pasada, pero también la presente.




No hay comentarios:

Publicar un comentario